FERNANDO BARRIONUEVO
Comisario de la exposición BOSQUE
Hace tres años que Juan Morante viene desarrollando esta exposición que ha tomado vida en MECA Mediterráneo Centro Artístico a través de la instalación BOSQUE y desde entonces para mí la colaboración que le he podido prestar para este proyecto ha sido a la vez que satisfactoria, humanamente alentadora porque más allá de la relación comisario-artista-obra, se ha afianzado en el transcurso de este tiempo la comprensión y valoración de los contenidos artísticos de su obra.
Tras largas conversaciones y visitas continuas a su estudio he conocido y entendido mucho más a Juan Morante. A nivel artístico he llegado a la conclusión de que lo que le preocupa y casi diría le obsesiona es la proyección que de su obra se manifieste desde dentro hacia fuera, desde la órbita de lo pasional hacia la esfera espacial.
De sus eternos gestos lineales surgen de manera espontánea y reiterada estos troncos concéntricos inundados y como si de una tendencia se tratase de múltiples ventanas coloristas que nos dan a entender su deseo reiterado de encontrar y hacer partícipe al público de los múltiples lenguajes que cada uno de ellos esconde, a veces incluso nos lo desvela. La importancia está tanto en la forma como en el fondo. BOSQUE es a su vez refugio y huida hacia un territorio artístico puramente conceptual.
Juan Morante aplica en su totalidad el concepto de Malevich de que "la luz no parece ser el objetivo principal, sino un medio técnico que sirve para revelar lo conocido de la profundidad de las tinieblas".
Y de esa profundidad nacen obras rotundas en diferentes niveles, desde troncos esbeltos concebidos como utópicamente localizables hasta ramas ligeras en las que la inevitable acumulación ejerce toda una influencia en la arquitectura global de la instalación.
Para Juan Morante esta muestra en continua evolución establece el escenario ideal de su tan ansiada libertad creativa, son su fuente de color, de las que extrae sus máximas percepciones y a las que él contribuye aportándoles el equilibrio y la belleza tan manifestados en sus obras.
Si buscamos alguna característica clara que identifique la obra de Morante es sin duda la evidencia de la búsqueda continua de la armonía entre el color y el ritmo. Así en esta serie el equilibrio cromático es lo que dota de coherencia al conjunto y se vislumbra claramente como esencia final de su fuero más interno.