Entrevista realizada por Rosa Muñoz
A Fernando Barrionuevo, artista, gestor, comisario de exposiciones, director de MECA Mediterráneo Centro Artístico y sobre todo persona, una buena y gran persona, le han definidio a lo largo de su vida de muchas maneras. Me quedaría con que Fernando es él, único e intrasferible, siendo uno de sus valores principales su directa y libre sinceridad. Claro defensor del avance social, su vida la ha dedicado con total generosidad y esfuerzo a proteger, difundir y promocionar el arte contemporáneo, a pesar de las grandes dificultades que se ha ido encontrando por este camino. Férreo en sus convicciones, que no imperativo en sus decisiones, es una de las personas más tolerantes que conozco. Cuando hablas con Fernando, siempre te queda algo pendiente para seguir conociéndolo, pero hay que ser consciente de ello. Esa cercanía con las personas, tan natural en él es la que te hace más fácil el camino para llegar a comprender todo el universo que lo envuelve.
Y así en su actual estudio, en la Sierra de los Filabres comenzamos esta conversación, mientras me va mostrando sus últimas obras dedicadas a la savia natural y su transformación irracional en el ser humano.
En él no se puede hacer distinción entre el Fernando persona y el Fernando artista. Es un ser holístico y en su trayectoria esa posición es la que se debe contemplar para poder emitir un juicio valorativo.
Mamma mía. Sin pies ni cabeza. Obras presentadas para Doce Dodici en Milán
Llevo en el mundo del arte desde 1960, toda una vida.
Realmente desde que tengo memoria, siempre me he visto dibujando, pintando, esbozando, trabajando con materiales de arte. Fue un descubrimiento emocionante para mí comprobar que con la pintura, el dibujo y la expresión libre podía mostrar fantásticos mundos que tenía en mi mente. Ya en mi adolescencia supe que este era mi camino, mi vida. Tenía que descubrir todo lo que el arte me tenía que aportar y así fue cómo decidí, con la complacencia de mi madre, que siempre ha estado ahí, apoyándome, irme a París, movido inicialmente por las obras de mis admirados Cezanne y Monet. Allí, descubrí los talleres de los viejos artistas, el barrio latino, Montmartre, los paisajes inspiradores, por supuesto el Louvre y el Pompidou y un estilo de vida que me cautivó. Desde entonces mis viajes por distintos países y ciudades, mis experiencias, me obligaron a marcarme como reto importar esas emociones y el conocimiento a mi ciudad, a Almería.
Hasta ahora ha sido así la base de mi vida: Generar y Compartir.
Con tan solo 16 años, en el año 1976 realizas tu primera exposición en Almería, en la Sala Picasso en donde expones además El Manifiesto Cultural reivindicativo para tu ciudad. ¿Desde entonces hasta ahora qué valoración haces de todo este tiempo?
Tenía muy claro que mi camino era el aprendizaje y la experimentación continuas como base de mi proceso creativo y por otro que era necesario potenciar el arte contemporáneo en mi ciudad, además de traspasar fronteras e impulsar el intercambio de conocimientos entre artistas nacionales e internacionales con absoluta libertad, sin límites. Claro que ésto con el tiempo se convierte en un precio a pagar, para lo bueno y para lo malo. Estos principios los sigo manteniendo como motores de mi vida.
Paramos un momento para tomar un café, uno de tantos y retoma su diálogo con la última pieza para la exposición Doce Dodici que ha organizado en el Instituto Cervantes de Milán. Presenciar esta situación verdaderamente es un privilegio. Siempre me ha gustado visitar los estudios de los artistas pero la presencia viva del autor y de la obra es una vivencia indescriptible.
La propia vida me ha ido exigiendo crecer como persona, tener un sentido de la empatía amplio y generoso. Pero no añoro ni mi juventud, ni tiempos pasados, porque los he vivido. Quizá por eso me he volcado siempre en apoyar a los jóvenes artistas y potenciar el espacio de los “grandes artistas desconocidos” además de estimular el trabajo colaborativo. Sin embargo reivindico la memoria . En Almería y desde los últimos años 70 iniciamos una gran red social en torno al arte, primero de manera muy individual, casi diría que a pulmón, pero con muchas ganas, y después con MECA Mediterráneo Centro Artístico.
No obstante, te das cuenta con el paso de los años que personalmente vas dejando mucha huella por el camino. Por lo tanto puedo decir que he descartado rotundamente olvidarme de mí. Ahora ya empiezo a acordarme.
Serie Catedrales. 1989
Tu producción artística es muy extensa. En Japón, país en el que viviste, en los años 80, tienes una amplia colección de las mismas.
Es de destacar que fuiste uno de los primeros artistas españoles que se consolidó en ese país. Eso de la marca España lo llevas practicando desde siempre sin alardear por ello. Tú pusiste en el mapa internacional a Almería, cuando todavía el aeropuerto era desconocido para la mayor parte de la población. De hecho las azafatas y pilotos te conocían tanto que incluso mantienes con ellos una relación amistosa.
Sí es cierto, al igual que mis vivencias en Italia, en Torino y Florencia o en Alemania en La Selva Negra, pero no lo concibo como algo extraordinario, sino como decisiones que vas tomando de manera natural. Al igual que abrir puertas para los artistas en el ámbito internacional. Todos estos viajes y estancias siempre los he compaginado con proyectos que he desarrollado en Almería de manera permanente.
Retomemos tu obra. En tí la palabra experimentación cobra todo el sentido.
Hay una palabra que la identifica mejor y es claramente la libertad. Para mí esta es la esencia del arte. Es obviamente un ejercicio de continuo desgaste reflexivo pero sobre todo de anti vanidad. No hablaría de estilo, más bien diría que si se puede definir de alguna manera se podría decir que es una obra permanentemente concatenada. Las series que realizo tienen una secuencia temporal, siempre queda algo pendiente para generar la siguiente. Para mí es fundamental partir de la esencia expresiva y desarrollar con el juego de materiales todo un universo de lenguajes visuales. Durante el proceso escribo mucho, desarrollo adendas de notas y esbozos. Procuro concebir las obras con frescura.
Fernando Barrionuevo en Japón. Años 80
Eres un artista afianzadamente multidisciplinar. No solo has desarrollado tu propia obra pictórica sino que has experimentado con la escultura y las instalaciones performativas. Has desarrollado escenografías, nuevos formatos de interiorismo y diseño. Has trabajado en ilustración y animación. ¿ Cómo concibes el riesgo de exponer tu obra ?
Riesgos, los asumo todos, ya que no concibo mostrar una obra pensada para un público concreto o según las tendencias del mercado, que por otra parte pienso que es una sandez inventada por aquellos que no quieren entender la cultura como tal sino como un espectáculo de vanidades y de efluvios de petulancias.
Si un artista crea para el público, entonces menos artista, será cualquier otra cosa. En mi caso creo para crecer. Es una necesidad vital, existencial. Es el pilar sobre el que descansa mi sentido humanista, del cual soy un practicante devoto.
Ya que hablas del público. ¿Cómo conectas con él?
El público es de carne y hueso, respira, observa, calla, habla y se comunica. Para mí el público tiene nombre y apellidos, tiene una historia, no es una masa, por lo tanto cuando me expongo con mis obras, en la medida de lo posible me gusta estar ahí, y ahora es mucho más fácil con toda la tecnología que tenemos a nuestro alcance.
Me gusta hablar con las personas que dedican su tiempo a observar mis obras, a disfrutarlas o no. En ese sentido agradezco enormemente que decidan renunciar a parte de su tiempo para dedicarlo, en cierto modo a mí.
¿Pero eres de los que piensan que la obra hay que explicarla?
Creo que la obra debe hablar por sí misma. La obra la concibo como un ente vivo, con sus propias secuencias de oxigenación.
El espacio influye, por supuesto en su explicación, los textos, evidentemente también, y la educación previa, lógicamente, ¿pero por qué no dejar que las sensaciones y emociones de cada
cuál sean el cauce interpretativo de la obra . Dependerá del público que así sea.
Sobre todo eres un ser social y por eso tu puerta siempre la mantienes abierta. Al ser tan transparente no te cuesta compartir tus pensamientos. Pero en la intimidad de tu estudio ¿ocurre igual?
Es cierto que durante la realización de mis obras, en mi estudio, en el trabajo directo con los materiales, en la puesta en marcha del proceso, me gusta estar solo, especialmente solo. Para mí es un proceso místico. Llegar a unir la mente con la obra es sustancialmente complejo pero de máxima plenitud creativa. Sin embargo soy una persona muy comprometida y muy respetuosa con el arte y con las experiencias de los artistas y es por eso por lo que puse en marcha MECA Mediterráneo Centro Artístico, como espacio, inicialmente en mi propio estudio, de encuentro e intercambio. En los años 80 que es cuando se inició, en la Calle Regocijos, desde mi estudio generamos una verdadera casa de la juventud. Hay muchos testimonios que lo corroborarán. Como todo cambia y evoluciona, MECA ha pasado a ser un centro de producción de arte de ámbito nacional e internacional. Por todo lo dicho, sí puedo decir que comparto continuamente mis procesos, pensamientos y reflexiones.
Serie Vida. 2013
¿Qué piensas de la situación actual en España?
Es complicado definirlo. Tengo la sensación de que hemos dejado la puerta tan abierta que nos han usurpado hasta el ego, en el sentido más etimológico del término. No reflexionamos, nos reflexionan, no discutimos, ya discuten otros, no dialogamos, no decimos nada. En definitiva nos hemos dejado caer en los brazos de Morfeo y ahora ese sueño del que no hemos despertado se ha convertido en verdadera pesadilla. El arte no se ha librado de esto. Por esa puerta han entrado a mansalvas muchos aventureros que ahora han dejado el barco. ¿ Y ahora ... qué ?
En mi obra, claro que influye el contexto, la situación, el lugar en el que vivo, las noticias que me quieren embudar. Y en ese sentido me reafirmo, me libero aún más y me solivianto.
Estamos en un período de paciencia confusa. No sé qué puede pasar pero por lo pronto debemos aprender que para abrir la puerta de nuevo debemos conocer a quién dejamos pasar.
Tú mismo lo has dicho anteriormente, que promocionas a jóvenes artistas desde que comenzaste tu carrera profesional. ¿Quieres decirles algo?
Que se abstraigan de su estado de juventud, que sean visionarios más allá de lo que ven y oyen, que sean conscientes de que esto es una carrera de renovación continua, que se anticipen, que se definan, que se contradigan, que se comuniquen, que se identifiquen, que no echen de menos lo que no han hecho, que no resoplen ante la adversidad, que sean conscientes del tiempo, que pregunten y contesten, que sean solidarios, que sueñen despiertos, que sean libres e independientes.
Al entregarme esta foto, Fernando se emociona, tenía 16 años. En ella aparecen antigüos compañeros artistas, Daniel Muriel y Paco Egea y el histórico artista almeriense Jesús de Perceval que fue a visitar la exposición de Fernando Barrionuevo titulada "Blanco y Negro" compuesta por pinturas y una instalación poética hecha con cristal que servía como centro espacial para la muestra.