No cabe duda que avanzamos si miramos a nuestras antecesoras, pero aún solo tenemos el camino empezado. Confío en que mi generación haya contribuido a favorecer a jóvenes artistas emergentes.
¿Qué compromiso adquieres con el arte y para quién lo adquieres?
El arte forma parte inseparable de la cultura a la que pertenece, en ella no solo queda reflejada nuestra forma de ser, sino también nuestra compresión sobre todo aquello que nos rodea. Nos define como colectivo social, al igual que nos condiciona e influye como individuos aisladamente.
Arte y cultura son un medio de transformación, de posicionamiento, de evolución; de ahí su importancia en la elección y compromiso que adoptamos todos los que trabajamos en ella.
Seamos conscientes o no, la suma de actitudes personales generan cambios ya sea de liberación o sumisión a los modelos actuales dominantes. Creo por tanto, que hay que orientar nuestra energía hacia otros arquetipos alejados del mero consumo, especulación y espectáculo al que está sometido el arte en este momento.
-Si el compromiso se adquiere individualmente, el mío ya está trazado…
-Si el arte es fruto de su tiempo, ¿Estamos de acuerdo en representarlo tal cual, sin cuestionarlo?
¿Qué pasos quedan por andar en el mundo del arte para que la mujer alcance su posición? Comparado o no con otros contextos
Partiendo de la base de igualdad demostrada por la propia valoración del trabajo de las mujeres artistas; pienso que para avanzar, habría que profundizar no solo en las causas que se producen con la diferencia de género y sus roles sociales; sino que ampliaría su ámbito de influencias dentro de un contexto más globalizador.
Por un lado estaría la complejidad donde se desenvuelve el trabajo artístico, en el que la afectación es igual y no distingue de géneros.
Problemática esta, llena de ambigüedad y falta de postulados claros, (como no se da en ninguna otra profesión). Produciéndose la contradicción de enaltecimiento y sublimación del arte, al tiempo que carece de toma de tierra con los problemas reales con los que tiene que convivir el artista.
Por otro lado, (igualmente no se puede comparar con ninguna otra profesión) nos encontramos con la necesidad vital de creación, que forma parte y da sentido a la existencia (arte- artista), ligazón que hace cautivo “al que la padece”, anteponiendo esta prioridad por encima de su sostenibilidad personal.
La repercusión que estos elementos comunes tienen a la hora de buscar salidas y un posicionamiento mayor para la artista son inseparables.
Entiendo que aunque tratemos de seguir dando soluciones parciales (son necesarias e incuestionables), merece la pena abrir el debate de como incidir en el modelo actual en el que se basa el arte, su manipulación, el mercado del arte, la explotación del artista, etc. para ver cómo actuar en consecuencia, ya que es en este contexto donde encontraremos las claves y soluciones de visibilidad y paridad de las mujeres artistas.
En paralelo es interesante cuestionar que la continuidad de esta práctica, la perdurabilidad del arte (al margen del mercantilismo y espectáculo), no debe recaer exclusivamente sobre los hombros del artista, como se está produciendo ahora; no, si realmente creemos en su valor de existir.
Por supuesto considero necesario trazar una apuesta clara en nuestra situación, como la ha habido para otros sectores como moda, cocina, cine, etc. hasta alcanzar sus objetivos.
Lo que estamos necesitando, en una palabra es emerger ampliando las oportunidades para desarrollar y visibilizar nuestro trabajo, con programas abiertos a todos, no solo a los jóvenes emergentes, y esto puede lograrse mediante la colaboración mutua con entidades y organismos públicos que se comprometan.
¿Has renunciado a algo por ser mujer y artista? ¿Hasta dónde estás dispuesta a hacerlo?
Elegir significa preferir, priorizar, lo que implica descartar; pienso que me identifico más con este posicionamiento que con la renuncia, que la considero como una negación o imposición de algo que no me han dejado hacer y que deja una huella y recome. Creo que eso me ha dado paz interior y un cierto equilibrio para hacer frente a las dificultades.
En mi caso, siempre he sido consciente de mi conexión con el arte, luego al no poder separarlo de lo que soy, he tratado de aunar mi vida personal con la dedicación a lo que hago.
No ha sido ni sigue siendo fácil para mí, tampoco para las personas que más quiero y con las que comparto el día a día. He creado una familia, he creado obras…
No ha habido renuncia, he elegido un grado de dificultad mayor al buscar esa armonía, pero también sé que era mi camino. Los tiempos de emerger han sido lentos pero me compensa.
¿Cuál es tu opinión acerca de la situación actual de la mujer en el arte?
Creo que participamos de entrada de las mismas limitaciones que tienen otras muchas dedicaciones a profesiones siendo mujer; como he comentado antes, elegir dedicarse al arte tiene un plus de dificultad mayor si no quieres renunciar a una vida personal y familiar. Este es un hecho que arrastramos históricamente con consecuencias de desigualdad. Marcando no solo una diferencia en la conciliación familiar con el hombre; sino que es la base y de ella se derivan otros elementos discriminatorios prioritarios para su elección, como “la apuesta de inversión fiable” (por mayor seguridad en la continuidad del trabajo artístico), disponibilidad de movimientos, etc. Si a esto se le suma el grado de menor visibilidad en la mujer artista, el “coctel” está servido.
No cabe duda que avanzamos si miramos a nuestras antecesoras, pero aún solo tenemos el camino empezado. Confío en que mi generación haya contribuido a favorecer a jóvenes artistas emergentes.
¿Consideras que este tipo de proyectos solo para mujeres artistas tiene su razón de ser hoy en día ¿Le dirías algo a aquellos/as que ironizan sobre estos programas?
Si nos estamos planteando esta pregunta, al hacerlo confirmamos su necesidad.
También considero que no debe bastar con la asignación de un día, ni acotar espacios en tiempo y lugar, si no van acompañados de un proceso de verdadera apuesta por reducir las diferencias de oportunidades acumuladas y lastradas desde décadas.
Todo lo demás, significa aliviar conciencias y quedarse en la “mera foto” y de eso ya tenemos bastante…
Ojalá no se necesite hacer programas de arte de género por pura visibilidad, sería una señal inequívoca de encontrarnos en igualdad real. Otra cosa distinta es compartir proyectos donde el lugar de encuentro sea las prioridades y referencias de identidad que como mujeres podemos aportar reflejándolas como artistas.