By Elena Pedrosa
Las historia de Carlos de Paz en Almería comienza en 1992 y su trabajo en la creación del Departamento de Fotografía de una importante Agencia de Publicidad. Durante el tiempo en que trabaja en el sector publicitario abandona la fotografía de autor para dedicarse al dibujo y la pintura de manera temporal. A partir de 1997 vuelve progresivamente a realizar fotografías personales y abandona la fotografía publicitaria definitivamente hacia el año 2005. En 2007 monta el Taller al Sur, Laboratorio Fotográfico Digital, realizando trabajos editoriales y expositivos para fotógrafos, artistas, museos, empresas e instituciones. En la actualidad se dedica a la Fotografía Humanista, Social y Metafórica desarrollando proyectos personales. Durante tres años ha impartido cursos de Lenguaje Fotográfico en la Universidad de Almería y regularmente organiza Talleres Fotográficos.
¿Qué decir de ser fotógrafo en Almería?, ¿cómo ha sido tu proceso y trayectoria?
En principio, diría que ser fotógrafo en Almería es lo mismo que serlo en cualquier otro lugar. Podría divagar sobre tópicos y estereotipos en torno a la extraordinaria luz de Almería, el azul del cielo o sus magníficos paisajes que tanto han inspirado a fotógrafos, pintores, cineastas o poetas, pero lo importante no es donde vivas o hacia donde viajes. Es el equipaje que lleves contigo lo que realmente importa. Son tus lecturas, amigos, músicas y emociones los que dan forma a tus imágenes, lo demás es circunstancial.
Mi trayectoria es larga y compleja. Soy fotógrafo profesional desde 1977 y desde entonces he mantenido la actividad creativa y profesional en paralelo. En 1992 me vine a Almería huyendo de la gran ciudad, buscando una mejor calidad de vida familiar, personal y creativa. Finalmente he conseguido encontrar un equilibrio óptimo que me permite centrarme en mi trabajo más personal de manera bastante independiente.
¿Puede un fotógrafo dedicarse en cuerpo y alma a la Fotografía?
No solo puede, sino que debe. Es la única manera que conozco de progresar en cualquier actividad humana, sobre todo si es creativa. Aprendiendo continuamente, siendo honesto con uno mismo y muy exigente con tu trabajo, sin tener en cuenta los estilos que marcan tendencia o los vaivenes de los mercados. Otra cosa bien distinta es si se puede vivir de lo que uno hace. Eso ya es otro cantar. Y no es una buena melodía la que suena en la actualidad cuando se habla de estas cuestiones.
¿Cuál es la situación de la que hablas en el trabajo fotográfico presentado a MECA PHE?
Aunque soy un fotógrafo bastante ecléctico, una parte importante de mi trabajo es lo que hoy se suele entender como fotografía de calle, aunque yo prefiero hablar de fotografía humanista, que reflexiona sobre la vida cotidiana de las personas con las que comparto espacio vital, con sus alegrías y tristezas. Imágenes que salen a mi encuentro cuando voy paseando sin rumbo fijo y sin buscar nada de manera predeterminada. En Soledad Compartida ¾el trabajo expuesto en MECA PHE¾ muestro escenas en las que diferentes personas comparten con otras esa situación de soledad que seguramente todos hallamos vivido en algún momento de nuestras vidas, cuando el silencio interior es capaz de callar el murmullo de la ciudad, o cuando esa lectura apasionante nos aísla del mundo exterior.
También están los que comparten su soledad con la fidelidad del amigo animal o con la belleza sanadora del arte. Está el solitario circunstancial y el que busca en la soledad la compañía que no encuentra, está la soledad del pasado y también la soledad del futuro; ése en el que todos volveremos a estar verdaderamente solos.
Esa inquietud social parece ser común al trabajo de tus compañeros de sala, ¿cómo valoras la articulación del discurso plástico y temático por parte del comisario Fernando Barrionuevo?
Nunca es fácil reunir a autores con discursos fotográficos diferentes, aunque en esta ocasión la manera en la que Fernando Barrionuevo ha realizado la selección de autores, agrupándonos según intereses y temáticas en tres exposiciones colectivas distintas me parece un acierto. Y que después podamos exponer todos juntos es una buena oportunidad para contrastar las diferentes propuestas fotográficas expuestas.
¿Podrías decir que este trabajo es representativo de tu estilo fotográfico o se aleja de lo que sueles hacer?
Se podría decir que sí es muy representativo de una parte de mi trabajo, pero no tengo muy claro eso del estilo fotográfico y en realidad no es algo que me preocupe demasiado. Prefiero concentrar mis esfuerzos en seguir produciendo nuevos proyectos y dejar que sean otros los que opinen sobre este tema.
Centrándonos en el panorama fotográfico nacional, ¿cómo ves la situación de la fotografía en el momento actual en nuestro país?
Es un momento magnífico, aunque los años me han enseñado a ser cauto. Nunca antes hemos visto tantísimos trabajos fotográficos y tan variados. Sin embargo, a veces tengo la sensación de que hay mucho ruido y pocas nueces, o que el bosque dorado que se ha creado en torno a la fotografía brilla en todo su esplendor, pero ese brillo impide distinguir bien el polvo de la paja. De todas formas, el tiempo se encargará de poner las cosas en su sitio y se verá cuales son los trabajos que perduran. Mientras tanto, habrá que seguir trabajando con honestidad y seriedad.
¿Has tenido ocasión de visitar las exposiciones programadas por PHE para este año?,
Pues aunque parezca mentira, tengo tanto trabajo este verano, que aún no he podido ir por Madrid, ni tan siquiera a ver a mi hijo y nieto que viven allí. Al menos tengo el placer de participar y asistir a las exposiciones organizadas por MECA como sede de PHE Almería.
¿En qué momento de tu creación fotográfica te encuentras?, ¿qué supone para ti la participación en este evento y hacia dónde crees que puede llevarte en tu evolución profesional?
Pues como siempre, en un momento de pocas certezas y de muchas dudas razonables, que son mi auténtico alimento creativo. Esta exposición es como el pistoletazo de salida de una nueva época muy interesante en mi trayectoria, en la que estoy muy centrado en el montaje de la exposición Soledad Compartida, en la presentación del libro Todo Va Bien, en el que llevo trabajando más de dos años y también en terminar de producir otros proyectos que llevan tiempo esperando y que, si nada se tuerce, verán la luz muy pronto.