Mar Garrido nació en Madrid y actualmente vive en Granada. Licenciada en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid y Doctora en Bellas Artes por la Universidad de Granada. Realizó estudios de posgrado en School of Visual Art y en Parsons School of Design de New York City. Trabajó como creativa en TVE realizando cabeceras y promociones especiales de cadena en programas vinculados con el cine. En la actualidad es profesora titular de la Universidad de Granada en cuya Facultad de Bellas Artes imparte la asignatura Proyectos Audiovisuales. Mediante el vídeo, la fotografía y las composiciones sonoras, su trabajo cuestiona el papel de la memoria, el desplazamiento y el arraigo como forma de reflexión sobre el territorio y el instante.
Ha realizado exposiciones individuales y colectivas en Londres, República Dominicana, Málaga, Granada, Murcia, Turquía y Madrid. Y participado en Festivales internacionales de videoarte en Barcelona, Braga, Buenos Aires, Nueva York, Venecia, Edimburgo y Cuba entre otros.
By Elena Pedrosa
¿Cómo llegas a la fotografía?, ¿cuál es tu trayectoria?
Desde el dibujo y la pintura, desde la práctica artística. Cuando terminé BBAA en Madrid, me trasladé a Nueva York para estudiar en Parsons School of Design y en la S.V.A. Y cuando regresé a Madrid empecé a trabajar con cámaras y equipos profesionales de edición en RTVE. Años más tarde, solicité una excedencia en TVE y comencé a dar clase en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Granada. Ahora si se juntaban las dos mitades, la creación artística y sus procesos, el manejo de las herramientas y sus procesos.
Tal vez por estas idas y vueltas, aunque en ese juego de preguntas dentro-fuera se interponga un artefacto – cámara-, entiendo la fotografía es una manera de mirar, como el instrumento que me acerca al mundo.
¿Cómo compaginas tu trabajo y la dedicación a tu obra fotográfica?
Forman parte de la misma realidad. Tengo la suerte de impartir Proyectos Audiovisuales en la Facultad de Bellas Artes, por tanto mi trabajo en la Universidad y mi “trabajo” artístico caminan juntos. Estoy en contacto con gente muy joven que “está en el arte”, se quiere dedicar al arte y, si mi mirada y mi trabajo en la fotografía y la videocreación no se desarrollaran, no podría impartir clase. No podría entender los procesos de los alumnos, sus euforias y sus miedos.
¿Cómo surge tu inquietud por el tema que muestras en este proyecto fotográfico en PHotoESPAÑA, sede oficial MECA?, ¿qué quieres expresar con este trabajo?
Este proyecto es una reflexión personal sobre el antes y el después, la percepción, la naturaleza, el tiempo y la complejidad que encierran los términos observar y representar.
Me interesa especialmente la dialéctica que se establece entre la imagen fija y la imagen en movimiento. Lo transitorio y la fugacidad del tiempo. Ese tiempo ausente que se nos escapa entre dos imágenes, dos instantes congelados entre los que conscientemente se elimina otro momento.
Propongo la interrupción como un espacio de silencio; elemento híbrido que posibilita el palpitar de esas huellas de luz que se ordenan y desestructuran en el recorrido de las series fotográficas. La pausa. La elipsis como elemento que define ese preciso instante de captura de una imagen en intervalos formales de tiempo. Cada observador, completará el vacío con sus propias vivencias.
Llama la atención la forma visual como articulas este contenido, ¿qué estructura tiene este trabajo? y ¿cuál ha sido el proceso creativo?
Las fotografías se estructuran en series, fragmentadas en dípticos, trípticos o polípticos que dialogan con cada espacio expositivo. De este modo, la concepción del proyecto visual modificará el lugar físico, transformándolo en un espacio diferente en cada muestra. Cuando es posible, me gusta volver una y otra vez al lugar de la toma, incluso año tras año para observar los cambios que producen las variaciones de la luz y el paso del tiempo. Me gusta involucrarme con el paisaje, estar en ese preciso lugar, sentir la humedad, el calor, en ocasiones el peligro. Es una toma de conciencia del aquí ahora, me hace sentir viva. Antes de hacer las fotografías imagino la totalidad de la serie, que pienso como una sucesión de imágenes continuas-discontinuas, con silencios, con pausas. Parto de un hipotético caos para después, seleccionar, estructurar y componer cada imagen buscando un orden preexistente que hace que cada imagen “funcione” independientemente y con el conjunto.
¿Podrías decir que este trabajo es representativo de tu estilo fotográfico?, ¿qué otros aspectos sueles abordar en tu creación?
Si, si es representativo. Como he comentado, la fotografía y el soporte audiovisual son el eje vertebrador de mi trabajo, cuya propuesta visual se presenta a través de los líneas argumentales: por un lado la Naturaleza, el cambio y la fragilidad. Por otro, los momentos fugaces de lo cotidiano, por lo general vinculados a la experiencia del viaje y que componen las piezas de video.
La observación como el parámetro que concentra tiempo, espacio y luz.
Centrándonos en el panorama fotográfico nacional, ¿cómo valoras la apuesta de PhotoEspaña?, ¿cómo ves la situación de la fotografía en el momento actual?
PhotoEspaña es un referente indiscutible que permite conocer en directo la obra de autores tan emblemáticos como William Klein o Berenice Abbot. Desde hace años los veranos están asociados PhotoEspaña y sus propuestas. Exposiciones, actividades y concursos que dan a conocer otras miradas, otras maneras de percibir la realidad.
En un momento de saturación y banalización de la imagen, PhotoEspaña es una oportunidad para entender no sólo el cambio social y nuestro pasado inmediato, también es una documentación sobre la transformación del paisaje urbano y rural en todo el mundo. Creo que la fotografía es una herramienta maravillosa para abrir conciencias y hacernos reflexionar sobre nuestra vulnerabilidad.
Aunque es evidente que estamos rodeados de imágenes, que cada día se hacen millones de fotografías que se acumulan como datos en la nada, eso no quiere decir que esas millones de fotografías tengan algo que contar. Pero algunas conmueven, te hacen parar. Lo que quiero decir, es que aunque aparentemente la facilidad y abaratamiento en los costos de los dispositivos hayan generado esta tremenda superproducción y trivialización de la imagen, no todo vale. Un lápiz y un papel son materiales sencillos y asequibles y sin embrago, sólo algunas personas son capaces de hacer extraordinarios dibujos.
De las exposiciones programadas en esta edición de PHE, ¿has visitado alguna, qué te llama más la atención?
Estuve en la exposición inaugural de PHE, La sombra incisa de Javier Vallhonrat en el Jardín Botánico de Madrid. Me interesa especialmente este proyecto donde Vallhonrat establece una relación única, casi mística con el paisaje, con el Glaciar de la Maladeta al que contempla y se aproxima con sumo respeto, con cautela y emoción. Estamos fotografiando a un ser vivo.
De la exposición de David Jiménez, Universos, en la Sala Canal de Isabel II, me gustó como articula sus secuencias fotográficas que se yuxtaponen sin atender a un orden narrativo temporal.
¡Pero, nos queda aún todo el verano!
¿Cómo crees que va a evolucionar tu trabajo a partir de ahora?, ¿hacia dónde te diriges?
Pues creo que de momento voy a continuar con mis Espacios de Tránsito, mis Intervalos entre las Cosas. Me inquieta ese leve desfase temporal y sensorial que existe entre la situación vivida y la imagen capturada por la cámara. Ese ligero desajuste, tanto acústico como visual, genera una cierta turbación, presente en la imagen fija y que se intensifica en las obras audiovisuales. Con las piezas de vídeo, intento rescatar la imagen del hilván que enlaza el tiempo, reorganizándose y creando un nuevo movimiento a partir de ralentizaciones, rupturas, repeticiones, superposiciones y paradas que responden a otros ritmos y producen una nueva densidad de la imagen. Los silencios que quieren ser el hilo conector entre el ser y las cosas del mundo.