AQUÍ SÍ PASA ALGO
Rosa Muñoz Bustamante y Fernando Barrionuevo
Directores de MECA
AQUÍ SÍ PASA ALGO es una declaración de principios, una geografía emocional que toma cuerpo en el espacio MECA K15, situado en el corazón rural de la Alpujarra granadina (Los Tablones, Órgiva). Esta instalación inmersiva convierte el lugar expositivo en un territorio de tránsito, transformación y conciencia contemporánea, donde el arte no se contempla, sino que se habita, se respira, se recorre.
La propuesta parte de una premisa esencial: el movimiento es vida, el movimiento es resistencia, el movimiento es futuro. A través de una secuencia coreográfica de proyecciones en gran formato —imágenes en movimiento de cuerpos que caminan, que cruzan, que se desplazan, que fluyen por el espacio sin destino fijo— se construye una narrativa visual sobre la urgencia de avanzar, de persistir, de no quedarse quietos. Cada cuerpo proyectado es un símbolo. Cada paso, una declaración. En tiempos de incertidumbre, de estancamiento institucional, de abandono territorial, AQUÍ SÍ PASA ALGO reivindica que sí, sí pasan cosas cuando decidimos movernos.
La instalación se ve reforzada por un diseño sonoro de carácter sanador: un tejido acústico hecho de frecuencias meditativas, de susurros, de vibraciones rítmicas que marcan un pulso común entre el cuerpo y el paisaje. Esta dimensión sonora no acompaña las imágenes, sino que las habita y las atraviesa, generando una atmósfera inmersiva que busca no solo la reflexión, sino también la afectación sensorial.
A ello se suma una dimensión textual: fragmentos narrativos, declaraciones, palabras sueltas o frases en tránsito se proyectan o se suspenden en el aire del espacio. La palabra aparece como otro cuerpo en movimiento, como otro vector de desplazamiento emocional y conceptual. La instalación se convierte así en un palimpsesto tridimensional de imagen, sonido y texto, donde cada visitante no solo es espectador, sino también caminante y testigo de una transformación en curso.
Quedarse quieto es una forma de desaparición. Una comunidad inmóvil es una comunidad que pierde su capacidad de agencia. Un espacio sin tránsito es un espacio condenado a la ruina simbólica. Por el contrario, moverse —aunque sea en círculos, aunque sea sin rumbo fijo— es el primer acto de resistencia. De ahí que esta exposición no pretenda contar una historia cerrada, sino activar un proceso abierto: un camino que cada visitante debe recorrer con su propio cuerpo, sus propios ojos, sus propios silencios.