lágrimas estigias sobre la roca sola
A mi madre, in memoriam.
la ruptura de mi cuerpo sobre tus labios
,
salida de esta celda
donde
se abre gaviota muerta
entre unas manos
;
he decidido
volver
:
donde la caída
,
donde aún soy
y los labios que te besan.
la luz de tu cuerpo atraviesa mis pupilas,
lo anuncian mis ojos;
eres
silencio
:
república independiente de mi dolor
;
esta ígnea curva que combate
lágrima en la lejanía
-sable oxidado
del árbol que cae
cortando el aire-.
ese es mi dolor;
el trazo de una hoja
sobre la piel:
rubor
que sobre el cuerpo
brama
;
llama
del ocaso
sobre horizonte
en fuego
que sobre tu cuerpo
clama
:
la memoria
que no te olvida.
poseí todos tus dominios
:
la posibilidad del suicidio al borde de tus labios
- la huida entre las provincias de tu piel,
para perecer
bajo unos brazos –
.
ahora
sólo
tú
y el espacio
donde aún el sueño;
sólo tú:
rosa sola;
pájaro
que bebe
sobre los labios turbios de la tarde.
existe un lugar para retornar,
un refugio
:
tu cuerpo;
donde la distancia y el tiempo
ya no existe.
prematura,
rompes entre la bóveda del paladar
:
y haces descender
tu cuerpo
suicida del tiempo.
debo
de entregarme
:
lo sé.
he venido
a ondear tu cuerpo
de aire sobre mi pecho
:
he vuelto
a lo que amo.
eres
húmeda curva
de mis párpados que yace
en fuga,
como un ejército.
-verbo sólo
en el paladar -
y en mis ojos
aún
la luz escrita
.
ahora
sólo queda
asediar las cárceles
de mi cuerpo, soledad
:
eres estigma,
dolor
que estrangula la sien
;
y, algún día,
decirte
:
lo he conseguido
;
y así asesinar
tormentos
que sobre el exangüe
cuerpo aún me sostienen
:
ser
caer de hojas,
lágrimas estigias
sobre la roca sola;
el recuerdo de quien
las mueve.